El taller busca explorar filosóficamente en una de las experiencias más complejas y dolorosas que puede vivir un ser humano: la muerte del padre. Pese a la carga emocional e individualísima que esta experiencia puede traer consigo, el taller quiere explorar su sentido filosófico y mostrar que se trata de una experiencia dolorosa fundamental –arquetípica- requerida para la construcción de una individualidad con sentido comunitario. Descubriremos que es a partir de la experiencia del dolor por la muerte del padre amado, como experiencia arquetípica y, por ende, compartida, lo que propicia una forma de comunidad cordial y/o fraterna espontánea. En las tres sesiones, revisaremos el concepto de “padre” y “paternidad”, “hijos/as” y “hermanos/as” en sentido filosófico y simbólico, y revisaremos su rol en la construcción de la identidad y del espacio colectivo. En concreto veremos la relación entre la figura del “padre” como “ley” y “autoridad” (Nietzsche, Freud, Lacan, etc.) así como con la idea de “responsabilidad” (E. Lévinas). También revisaremos la asimetría y tensiones que históricamente ha caracterizado la relación entre “padres” e “hijos/as” expuesta en una serie de mitos y leyendas de diversos orígenes y latitudes, de cómo estos parecen haber cambiado radicalmente en nuestra era de “hijos sin padre” (C. Peña) y de sociedades plagadas de infantilismos (P. Sloterdijk) y narcisistas (B. Chul-Han). En resumen, se trata de trascender una experiencia emocional trágica, dolorosa y muy íntima en una experiencia que, al ser compartida por una comunidad fraternal, se vuelve más llevadera.